NUESTRA HISTORIA
El misionero fundador Sture Andersson, era natural de Suecia, nuestra historia comienza con su llamado a las misiones.
Don Sture, tenía claro que Dios necesitaba de él en Sudamérica, estudiante de Agronomía, con un prometedor futuro como hacendado, pero decidió ir al colegio bíblico Hogaby, en Suecia, cuna de ministros y misioneros, ubicado cerca de su pueblo natal. Su madre Ana lo bendijo y lo apoyó en oración, con la decisión de prepararse para el ministerio. Sture término el seminario a los 27 años y emprendió su primer viaje misionero, sin apoyo económico, contando solo con sus ahorros. Viajó hasta Buenos Aires, Argentina, se valió de burros para viajar hasta Posadas, Misiones, allí contrajo matrimonio con María Clara, una joven del lugar.
El matrimonio Andersson, inició su trabajo, en una localidad llamada San Javier el 10 de junio de 1930, allí nacieron sus hijos, Sara, Samuel, Daniel y Rubén. Con iglesias ya fundadas en Misiones, Don Sture extendió su mirada, hacia Provincias vecinas, y el desafío era aún mayor.
En la Provincia de Corrientes, supersticiosa e ignorante a la verdad de Dios. Inició su trabajo con muchas dificultades, pero teniendo esta palabra presente, que se encuentra en Jeremías 1:17-19
Su obra en Corrientes terminó consagrada con la construcción del templo, de una estructura magnífica.
La iglesia local de Corrientes, crecía y para terminar el edificio, Sture Andersson, tuvo que viajar a Suecia para solicitar ayuda. En su regreso a Corrientes, con préstamos y donaciones, su esposa María Clara enfermó, y ese terrible mal le impidió a su esposa ver el templo terminado. El dolor de Don Sture fue grande, pero él no se dejó derrotar por esto.
Llegó el esperado día de la inauguración, vinieron pastores de Buenos Aires, Rosario, Misiones, Córdoba y también misioneros, donde pudieron celebrar reuniones de avivamiento.
El 30 de enero de 1976, el misionero Sture Andersson, junto a dos ministros locales, oraron por el Pastor Bengt Axell, quien a partir de ese momento se hace cargo del pastorado de la Iglesia en Corrientes, junto a su esposa, Laura y sus hijos, Cristina y David, más tarde llegarían, Tirza, Diana y Rubén
El primer bautismo, el Pastor Bengt, lo realizó a comienzo del mes de abril, con 10 personas, el segundo en el mes de julio, 28 personas. La iglesia de Corrientes, crecía en número, en visión y en responsabilidad por la obra.
Fueron añadidos pastores, presbíteros, evangelistas, diáconos, colaboradores, en el servicio a Nuestro Señor Jesucristo.
El fruto abundante es un síntoma de buena salud de una congregación. Es natural de la Iglesia del Señor que la abundancia de la vida se refleje en el crecimiento de su Obra.
Pequeños cambios con gran diferencia
La visión de Dios... Sture Andersson
La noche avanzaba, fuera de aquel sencillo y primitivo templo todo era hielo, nieve y frío. El local del pequeño pueblecito al norte de Suecia se veía precario, sin embargo, allí se manifestó el poder de Dios.
El reloj continuó su marcha, inmutado, pero el fuego que llenaba a los pentecostales reunidos en el templo era innegable. Entre algunos de los que estaban arrodillados, un joven técnico agrónomo oraba y se deleitaba en el Espíritu.
Como una gota prístina, se depositó en él una visión: un continente, un país y gente que nunca conoció le decían: "Compártenos lo que tienes". Sin titubeos el joven alineó su corazón con el de Dios, sus planes dieron lugar a los del Creador, comenzó a sentir amor por Sudamérica.
Fue así que se comprometió a llevar la semilla cultivarla en tierra desconocida, pero buena.
La pequeña iglesia enviaba tantos misioneros que no podían proveer para uno más, pero esto no logró detenerlo. Aquél determinado técnico agrónomo vendió sus posesiones y, sin dudar, se lanzó a cruzar el océano.
Es posible que incertidumbre y los temores lo hayan hecho dudar, pero abrazaba un sueño y, vislumbraba el más allá con esperanza viva.
El corazón del joven latía fuertemente por miles de personas, por pueblos y ciudades que se rendirían ante el Supremo.
Surgirían de tales lugares obreros y pastores, los miles se unirían en iglesias y seguirían multiplicándose. Todos ellos adorarían al Eterno.
Sture Anderson, ése era el nombre del joven, misionero sueco que escuchó y obedeció el llamado de Dios: La misión en Sudamérica.
Llegó soltero, con 27 años y recién egresado del Seminario en Suecia, a un hermoso paraje tropical llamado Oberá, ubicado en Misiones.
En ese lugar abrió una casa de oración y, al poco tiempo conoció a una noble.señorita llamada María Clara con quien se casó. Comenzaron un ministerio a orillas del rio Uruguay en San Javier, justamente donde nacería su hija mayor: Sarita. Misiones, Corrientes, Jujuy y Salta fueron las obras que el misionero comenzó.
Los peligros, las amenazas de muerte, los desvelos y las traiciones fueron el pan diario.
Hoy, hace casi cien años de aquella epopeya, todos recuerdan a Don Sture y sus enseñanzas. Las tiernas manos de ése gran varón impartieron el Espíritu Santo, al posarse con amor, en las cabezas de hombres y mujeres.
La plenitud de gozo, los ministerios, dones, liberaciones, sanidades, prodigios y milagros se manifestaron en grande durante ese tiempo.
Don Sture misionero, siervo ilustre del Señor.
EN LA ACTUALIDAD
Ministros y Obreros
Presidente: Pastor Antonio Isidoro Pare
Secretaria: Diac. Ruth Maciel
Tesorero: Pastor Juan Encina
Vocal Titular: Pr Andrés Escalante.
Vocal Suplente: Diac. Carlos Ramirez
La Iglesia "Filadelfia" cuenta con un gran equipo ministerial, compuesto por, pastores, presbíteros, evangelistas, misioneros, diáconos, diaconisas y colaboradores, que trabajan incansablemente por el evangelio del Reino de Cristo.
Distribuidos en los distintos barrios de la capital; y también a lo largo y a lo ancho de todo el interior de la provincia de Corrientes, y además en otras provincias de la república Argentina.